Hace ya algunos años que los supermercados de España incluyen productos veganos y vegetarianos que imitan a la carne, y algunos de ellos engañarían hasta al más carnívoro de la familia.
Hamburguesas de soja, albóndigas de proteína de guisante, tortillas de patata sin huevo…Todos estos productos llenan los lineales de los supermercados. Pero, ¿tiene sentido que los productos veganos imiten a la proteína animal casi a la perfección? ¿Por qué los veganos buscan los mismos sabores que al mismo tiempo rechazan?
¿Tiene sentido que los productos veganos sean tan parecidos?
La salud, la sostenibilidad, la conservación del medio ambiente, y sobre todo el bienestar animal son las principales causas que originan este cambio de estilo de vida. Aunque también existen personas que llevan una alimentación basada en plantas porque la prefieren, la mayoría de las personas veganas lo son por su profundo rechazo al uso y la explotación de los animales.
La gente no deja de comer carne porque no le guste, sino porque está en contra de lo que implica su consumo.
Los veganos no rechazan los sabores, rechazan la explotación animal
Los productos veganos más exitosos del mercado no son sabores nuevos, habitualmente son productos que imitan el sabor de las recetas tradicionales que llevan ingredientes de origen animal.
¿Por qué ocurre esto?
Cuando una persona cambia su alimentación por una vegetal, en la mayoría de los casos no rechaza un sabor, sino que rechaza la crueldad animal que conlleva ese alimento. Y cuando alguien decide cambiar su dieta, y dejar de comprar productos con explotación animal, sus gustos al comer no cambian.
A la persona que le gustaban las albóndigas con tomate de su abuela, le sigue gustando ese mismo sabor. Y para la gran mayoría de los veganos, es una bendición que cada día se logren imitar los sabores que les gustan y darse cuenta de que al hacerte vegano a lo único que renuncia una persona es a la explotación animal.
Teniendo en cuenta esto, parece que cobra más sentido replicar las recetas de siempre en versión vegetal. De hecho, es gracias a que cada día hay más productos veganos, que muchas personas deciden incluir más productos vegetales en su dieta.
¿Por qué tendemos siempre a imitar?
Existen varios motivos por los que las personas veganas desean imitar sabores cárnicos. Una de las más habituales es para facilitar su transición al veganismo y otra de las más comunes es el apego emocional a ciertos sabores de nuestra infancia y juventud.
Desde bien pequeños, nuestro paladar se acostumbra y desarrolla el gusto por determinados sabores. Esa es la razón por la que los veganos suelen preferir productos con sabores que reconocen y ha comido durante su vida
Existen muchos productos de origen animal con un sabor muy concreto, e imitarlos en muy difícil, sin embargo, hay algunos sabores que pueden imitarse con especias. Por ejemplo, en los embutidos de origen animal, las especias que se utilizan son las responsables de su potente sabor. Es la razón por la que encontramos deliciosos chorizos o morcillas vegetales que no tienen nada que envidiar a lo originales.
¡Ojito con los productos veganos procesados!
Al igual que cualquier procesado, los platos precocinados y los procesados veganos suelen estar llenos de grasa, azúcar y muchos aditivos. Aunque sean veganos, no dejan de ser productos ultraprocesados, que deben ser consumidos con moderación.
La base de una dieta siempre deben ser frutas, verduras, legumbres, cereales y semillas. Los productos procesados como las alternativas vegetales que imitan a la carne son complementos que deben consumirse de forma esporádica.
En resumen, hablar de hamburguesas de soja, salchichas veganas, chorizo vegetal, nuggets vegetales, salchichas de proteína de guisante… es una realidad, que tiene como finalidad facilitar a las personas con su transición hacia una dieta basada en plantas o sencillamente sirve para anticipar a los consumidores sobre lo que pueden esperar de ese producto.